Buscar

Mostrando entradas con la etiqueta Terminología de Filosofía de la Ciencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Terminología de Filosofía de la Ciencia. Mostrar todas las entradas

Que son los "terminos teoricos" en Filosofia de la Ciencia

rudolf carnap
rudolf carnap terminos teoricosEn esta oportunidad hablaremos sobre la noción de "término teórico" dentro de la filosofía de la ciencia, sea en su versión clásica -del siglo XX- como en las corrientes actuales.
Con una excepción, la correspondiente a la denominada "concepción no enunciativa de las teorías científicas" o "concepción semántica de las teorías científicas" propugnada entre otros por J. Sneed, en filosofía de la ciencia se entiende como "términos teóricos" aquellos términos descriptivos que no son observacionales.
Expliquemos esto un poco, enmarcándolo en algunos rasgos históricos.
Rudolf Carnap (fotos), conspicuo representante del empirismo lógico (o del Círculo de Viena, si se quiere), intentó de un modo particular abordar el problema (característico de la filosofía de la ciencia empirista, pero también propio de toda corriente filosófica sobre la ciencia) de la reducción, o sea el de cómo poder reducir todos los términos de la ciencia (y por tanto los términos teóricos, a los que también llamó "constructos teóricos" e "hipotéticos", aunque este término no debe confundirse con la noción de hipótesis) a los denominados términos observacionales.
Estos últimos eran los menos pasibles de duda, pues describían algo de lo que se podía (en su visión) tener evidencia directa mediante el uso directo de los sentidos. "Verde", "duro", "brillante", "mesa", "perro" son ejemplos de términos observacionales.
La certidumbre derivaba de que si alguien decía "Esta mesa es verde", como "mesa" y "verde" son términos observacionales, mediante la simple observación podremos testear la afirmación, ver si es verdadera o falsa, y por tanto establecer si constituye conocimiento o no.
El problema surge cuando se emplean términos teóricos, aquellos que no describen algo que pueda ser observado directamente.
Ejemplos de "términos teóricos" son "átomo", "gravedad", "superyó", "inflación", "función de onda", "virus", etcétera.
¿Cómo establecer la verdad de una oración que describe algo que no puede ser observado directamente?
Rudolf Carnap propuso reducir los términos teóricos a los observacionales. La reducción, dicho sucintamente y haciendo omisión de problemas y variantes en torno al punto, consiste en que creía poder hacerlo si la oración teórica tiene consecuencias observacionales, que sí pueden contrastarse observacionalmente.
Por ejemplo, podemos no observar la gravedad, pero establecer la verdad o falsedad (y por lo tanto si representa conocimiento) de una oración que contiene el término teórico "gravedad" a partir de ciertas otras oraciones que se deducen de ella y pueden ser contrastadas por observación directa.
Por ejemplo: "si, en circunstancias normales, se suelta un objeto de ciertas características, caerá al suelo".
Otro problema es que la distinción entre qué es un término teórico y qué es un término observacional es convencional, no puede establecerse de modo tajante, pues el límite entre ambos tipos de vocables es difuso, cambia históricamente y varía según el contexto.
Por ejemplo, algunos planetas son observables y otros no; un biólogo puede observar directamente una colonia de pequeños insectos, mientras que nosotros observamos manchas, etc.
En Philosophical Foundations of Phisycs, traducido al español como Fundamentación lógica de la física, Carnap deja en claro que según su visión, el carácter convencional de la distinción teórico-observacional no representa problema alguno respecto de la cuestión filosófica de la reducción teórica a lo observacional.
Se puede definir "término teórico" dentro de la filosofía de la ciencia (con la excepción mencionada) como cualquiera de los términos descriptivos de las teorías científicas que refiere o representa algo que no puede observarse directamente.
Es importante hacer respecto de este tema una distición entre niveles de análisis, pues la cuestión de la teoricidad se refiere al lenguaje científico, y no al de la filosofía de la ciencia que lo analiza.
Por ejemplo, el término "falsabilidad" es un término que corresponde al contexto de una teoría filosófica de la ciencia, la de Popper, pero no forma parte de una teoría científica. En cambio, "gen" o "electromagnetismo" son términos teóricos.

Fenomenismo, fisicalismo, objetividad y el "Aufbau" de Carnap

Uno de los representantes principales del denominado "Círculo de Viena", Rudolf Carnap, varió famosamente su perspectiva acerca de cuáles son los elementos básicos que permiten constituir el conocimiento cientifico desde una perspectiva fenomenista (o fenomenalista) hacia un enfoque fisicalista.
El cambio de postura de Carnap obedece, según las crónicas, a la influencia que sobre él, y mediante largas discusiones, ejerció la postura de Otto Neurath.

¿Qué se discutía?

Como es sabido, alrededor de fines de los años 20 del siglo XX se constituyó un núcleo de pensadores (filósofos y científicos) en la ciudad de Viena en torno del profesor Moritz Shclick, que daría lugar a lo que en 1929 se definió de manera oficial como Círculo de Viena.
No hablaremos de las ideas del grupo de pensadores, sino de las de uno en particular, Rudolf Carnap, y de su propósito inicial.
Carnap publicó un libro que se conoce como "el Aufbau", La construcción lógica del mundo (1928), que es hoy una obra de referencia para comprender en gran medida las ideas del Círculo y la evolución de su propio pensamiento.


En el Aufbau Carnap se proponía realizar una justificación de todo nuestro conocimiento -que para él y sus colegas del círculo era el conocimiento científico- a partir de un análisis de conceptos y del modo en que se relacionan entre sí, que denominó "construcción" o "reconstrucción".
La idea subyacente es que nuestro conocimiento se expresa a través de conceptos, pero si bien podemos definir algunos conceptos a través de otros, existen algunos primitivos que no puede ser reducidos. Dicho de otro modo, el conocimiento todo puede ser justificado reduciéndolo o descomponiéndolo en sus elementos básicos que son conceptos que se refieren a la experiencia inmediata, a lo dado.
Aquí hay dos elementos importantes presentes: por un lado la idea de buscar una fundamentación del conocimiento a partir de los datos, lo dado inmediatamente a la conciencia percipiente, por decirlo así; y por otro la idea de que Carnap alude a conceptos y no a términos o palabras con significado.
Con respecto al primer punto, puede ser una manifestación del componente positivista de Carnap en el sentido de su confianza en la inmediatez de la experiencia como criterio para conocer lo real, el mundo empírico. Como la expresión "positivismo" es polisémica y se presta a errores conceptuales, no diremos en esta ocasión más que lo aclarado.
En cuanto a lo otro, lo que una semántica filosófica o una filosofía del lenguaje más actual llamaría términos Carnap lo denomina conceptos, y es por algo relacionado con lo anterior.
Para el joven Rudolf Carnap autor de La construcción lógica del mundo, probablemente bajo la influencia de Mach y Avenarius (también positivistas en el sentido mencionado) el conocimiento no era considerado como algo objetivo, al estilo del "mundo 3" de Popper, sino era el conocimiento que se presentaba como fiable por su inmediatez en la conciencia.
Podría decirse que el criterio de justificación estaba en el modo de obtener un dato, por lo que, una vez existente en la conciencia, no habría posibilidad de revisión ulterior.
El fenomenismo carnapiano consistía en considerar los conceptos elementales -aquellos que permitirían luego construir los demás- como contenidos de conciencia, como vivencias siempre en la mente de una persona, y no como una expresión lingüística objetiva o intersubjetiva.
La palabra fenomenismo o fenomenalismo proviene de "fenómeno" que es "lo que aparece", lo que se manifiesta, pero siempre dentro de la conciencia individual como contenido mental.
El fenomenismo que Carnap asume es, sin embargo, de carácter gestaltico, pues, a diferencia de sus antecesores en el tema (Russell por ejemplo), consideraba que las percepciones inmediatas de conciencia -percepciones, pensamientos, sentimientos- se constituyen en la mente siempre como totalidades organizadas que denominaba vivencias.
El cambio de postura se produjo porque el enfoque fenomenista no resultaba satisfactorio para explicar la objetividad del conocimiento, esto es, cómo un concepto científico, por ejemplo, es una descripción de algo que existe en el mundo independientemente de las mentes individuales.
Neurath entendía que la experiencia sensible, base del edificio de construcción del conocimiento para los empiristas lógicos, no debía entenderse como "lo dado" inmediatamente en la conciencia, sino como aquello que puede exteriorizarse para su control intersubjetivo.
Esto es, lo que ha de servir para fundar el conocimiento todo no puede ser subjetivo sino confirmable y público, y ello es lo que puede expresarse en el lenguaje.
En tanto un medio de objetivación del conocimiento -básico o construido a partir de los elementos básicos- el lenguaje permite una salida al problema que se le presentaba al Carnap del Aufbau al querer fundar el conocimiento objetivo mediante su reconstrucción racional partiendo de elementos básicos que no son públicos.
De este modo, entonces, Carnap abandona el fenomenismo en beneficio del fisicalismo, postura según la cual la experiencia inmediata objetivada y exteriorizada en el lenguaje es el elemento atómico o más simple de constitución del conocimiento que describe el comportamiento físico de los objetos del mundo.
En consecuencia, la objetividad del conocimiento del mundo físico externo a las mentes queda garantizada por el carácter intersubjetivo del lenguaje en tanto medio que permite la confirmación -uno de los conceptos centrales de la filosofía de la ciencia- más allá de lo que pueda ocurrir en una u otra mente.

Qué es la predicción científica

En las ciencias empíricas, una predicción se puede entender de dos maneras: como la operación o actividad de formular una descripción de un hecho desconocido o como la descripción misma, o sea el enunciado.

En ocasiones algunos filósofos y epistemólogos se refieren a la predicción científica -tal vez bajo la influencia de Hempel- como el razonamiento o argumento formulado para obtener una conclusión predictiva.

Pero por lo general la predicción se refiere a un enunciado, una oración descriptiva acerca de un suceso, mayormente de bajo nivel de generalidad.

Es característico de toda predicción científica que, al ser formulada como un enunciado, permanece como una conjetura su estatus cognitivo, o sea que es una hipótesis cuyo valor de verdad no conocemos todavía.

En consecuencia, es un error identificar la predicción con la descripción de un suceso futuro, pues no toda predicción se refiere al futuro.

Una predicción científica es una hipótesis, una conjetura que se formula a partir del conocimiento teórico -generalmente basado en leyes- que se posee en una cierta disciplina científica, por ello no es caprichosa ni una mera profecía.

Pero lo que diferencia una predicción científica de una profecía es que una predicción es un enunciado desconocido (en cuanto a su valor de verdad) que se formula a partir de otros conocidos, de manera condicional y justificada.

En esta definición no hay presente ningúna alusión al momento de la ocurrencia del hecho, si bien la predicción es realizada en algún momento por algún científico, pues se trata de un concepto epistemológico, cognitivo, y no metafísico.

Por ejemplo, si se parte de que todos los metales se dilatan cuando son calentados -una ley- y se toma una vara de metal para luego calentarla -las condiciones iniciales- se puede luego predecir "esta vara de metal se dilató".

Nótese que el hecho ya ha ocurrido, es pasado que se dilató, pero se trata de una auténtica predicción, un pasaje de lo conocido a lo desconocido, que luego deberá ser contrastado con la observación o el experimento (mediremos la vara para comparar el resultado de la medición con un valor anterior).

De manera que lo que siempre ocurre después de una predicción es la prueba o test de la predicción, y no el hecho.

Naturalmente, muchas predicciones se refieren a sucesos del futuro, pero también otras aluden a hechos del pasado (en el sentido de que se afirma algo cuyo valor de verdad no se conoce y en base a conocimiento teórico), y algunos autores denominan retrodicciones a algunas de ellas, aunque no por ello dejan de ser un tipo de predicción científica en el sentido especificado.

Similarmente, si decido alterar mi dieta regular con abundantes comidas calóricas, luego de un par de días, si no me he pesado, podré formular la predicción de que engordé.

De modo que, en tanto noción específicamente epistemológica una predicción es una hipótesis bien fundada, generalmente deducida de ciertos otros enunciados, que permanecerá como tal hasta que se haga una prueba o contrastación de la misma.

Licencia de Creative Commons
Qué es la predicción científica by http://epistemicos.blogspot.com/2010/01/que-es-la-prediccion-cientifica.html is licensed under a Creative Commons Atribución 3.0 Unported License.

¿Qué es "ceteris paribus"?

La cláusula "ceteris paribus" es un supuesto que se halla presente en el desarrollo de la ciencia.
Literalmente, ceteris paribus significa "todo lo demás permanenciendo igual", y quiere decir que una predicción científica se realiza bajo el supuesto general de que no habrá ningún factor perturbador que afecte el sistema al que se refiere. Otra manera de decir lo mismo es que las variables relevantes -condiciones necesarias y suficientes para la producción del fenomeno- han sido consideradas en el argumento predictivo.
De manera sencilla, pongo a calentar la pava y espero (o formulo un enunciado predictivo) que hervirá en 5 minutos. Esta predicción se formula "ceteris paribus".
Si no se cumple esta cláusula o supuesto, ello explicará que la predicción falle, por ejemplo, si alguien apaga la hornalla o introduce hielo en ella, etc.
Una variante de la cláusula ceteris paribus es la "ceteris absentibus", que se refiere a la ausencia de factores de perturbación y puede reducirse a la primera.
Respecto del el mundo, natural o social, tendemos -como señalaba David Hume- a creer que las cosas seguirán comportándose como hemos experimentado que ocurren, pero nunca podemos tener, cognitivamente hablando, certeza de que ello será así.

El mundo, de acuerdo con la idea de universo de la física cuántica actual, no parece ser determinista, pero aún si lo fuera, siempre hay que diferenciar entre lo real extralingüísitico y el lenguaje que se emplea para referirse a ello. En este sentido, cualquier teoría o argumento predictivo siempre supone una especie de identidad estructural entre el sistema real, en tanto aislado, y los factores relevantes del mismo considerados a través del lenguaje.
Una persona se comporta de un cierto modo, una institución centenaria parece que existirá siempre, un agente económico actúa de modo regular, el sol saldrá siempre. Pero el sol es una estrella, y las estrellas se extinguen. Vivimos y actuamos con este tipo de supuestos.
Cuando un científico se halla con un contraejemplo de una teoría, o un dato parece contradecir sus hipótesis, y entonces decide incorporar una hipótesis ad hoc para mantener su teoría, y de ese modo explicar la contraevidencia, ahora convertida en una consecuencia de la teoría, ha decidido también que la cláusula ceteris paribus resultó falsa.

Por ejemplo, ante la famosa anomalía del perihelio de Mercurio (una contraevidencia para la mecánica newtoniana) se propuso en cierto tiempo la presencia de un planeta que no había sido observado (hipótesis ad hoc). De este modo, se hizo compatible la teoría con la anomalía. Al hacerlo, también se asumió que, al no considerar el planeta ("Vulcano" tuvo efímeramente por nombre) en los cálculos fallidos, la cláusula ceteris paribus había sido falsa.