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La diferencia entre probabilidad logica y probabilidad estadistica

probabilidad logica y probabilidad estadisticaDentro de la filosofía de la ciencia de la vertiente inductivista, desarrollada principalmente en el siglo XX por los pensadores de Círculo de Viena y otros pensadores afines, como Carl Hempel y Hans Reichenbach, ha sido introducida una distinción -de utilidad para el estudio de cuestiones filosóficas de la ciencia relativas a la justificación y a la predicción científica, por ejemplo- que consiste en diferencia el concepto de probabilidad de carácter lógico del de probabilidad estadística.
La raíz de tal distinción, que hasta donde conocemos fue presentada por Rudolf Carnap, reside en el intento (que tuviera lugar principalmente en los escritos de los inductivistas, con el propio Carnap a la cabeza) de justificar las inducciones de la ciencia, y particularmente, de hallar un criterio o un modo de poder cuantificar el grado o la medida en que los hallazgos de investigación favorables a una hipótesis permiten justificarla, en el sentido de establecerla como probable, probablemente verdadera o verosímil.
En este sentido, Carnap ha mostrado que no es lo mismo la probabilidad que ciertos datos prestan a una hipótesis, ley o teoría a la que confirman (probabilidad lógica) que la probabilidad de la hipótesis o ley misma considerada como un enunciado descriptivo (probabilidad estadística).
La diferenciación se puede ver con claridad si se piensa en lo siguiente: la probabilidad lógica es una relación, la que existe entre ciertos enunciados que describen informes observacionales (por ejemplo "en el momento T en el lugar L se observó un cuervo negro") y una hipótesis a la que apoyan o confirman ("todos los cuervos son negros"). Esta relación tiene la forma de un razonamiento inductivo con premisas singulares y una conclusión general.
La probabilidad lógica es entonces el apoyo que ciertos enunciados le prestan a otro; en nuestro caso, sea que se tome como premisa la descripción de una observación o de millones, nunca (por la naturaleza misma del vínculo inductivo) se probará la verdad de la conclusión "todos los cuervos son negros", pero se podrá decir que esas premisas hacen probable la verdad de la conclusión.
En cambio, la probabilidad estadística es algo diferente. Se refiere a la descripción de una clase o conjunto y se encuentra caracterizada en las denominadas leyes estadísticas o probabilísticas.
No se trata de una relación sino de un mero enunciado descriptivo (hipotético como todo el conocimiento científico) que se refiere a un conjunto en el que una cierta propiedad o característica no se cumple en todos sus miembros pero sí en algunos.
Por ejemplo, si tomamos en enunciado legal "todos los cuervos son negros", éste describe una clase en la que sí se presenta la característica (ser negro) en todos los elementos (ser cuervo), por lo que en este caso la probabilidad es de 1, o sea certeza: si hay un cuervo en el mundo, es negro, si hay cinco, los cinco son negros.
Pero si tomamos un enunciado como "el 90% de quienes padecen una infección causada por estreptococos y toma penicilina se cura", que es lo que se conoce como ley estadística o probabilística, tenemos un caso de probabilidad estadística en el sentido señalado.
El enunciado se refiere a una clase o conjunto, el de las personas infectadas por estreptococos que toman penicilina, y afirma que una cierta propiedad, la de curarse, se cumple en algunos casos (la mayoría), pero no en otros.
Las leyes estadísticas son enunciados descriptivos que se refieren a un conjunto, y no establecen ninguna relación lógica (ni "predicen" nada); señalan que una parte del objeto al que se refieren presenta una característica, atributo o propiedad, y otra parte no.

El principio de demarcacion del empirismo o positivismo logico

Tanto Karl Popper como los empiristas lógicos -o positivistas lógicos, que no es lo mismo pero en este contexto no es necesario diferenciar ambos conceptos- han propuesto un criterio de demarcación, mas ambos criterios presentan más diferencias que similitudes.
En este post nos referiremos fundamentalmente al primer criterio.
Tanto el criterio de demarcación de los miembros del Círculo de Viena como el del filósofo racionalista crítico pueden entenderse en principio como criterios de cientificidad, en el sentido de ser requisitos destinados a diferenciar entre algo que pertenece a la auténtica ciencia y algo que no pertenece a ella.
Un propósito parcialmente compartido, un poco olvidado en la actualidad -lamentablemente-, para la propuesta de sendos criterios de demarcación era poder separar las aguas respecto de ciertas teorías que se presentaban como científicas cuando en realidad no lo eran. Dicho sea de paso, el sociólogo Max Weber, sin proponer un criterio como tal, tenía la misma preocupación respecto de la sociología y las ciencias sociales.
Sin embargo, el rechazo de la pseudociencia y la "fraseología grandilocuente" "vacía", que se presentaba como conocimiento pero no lo era, era para los empiristas lógicos una cuestión programática, un objetivo de base ineliminable: para ellos el rechazo incluía la metafísica, filosofía especulativa que aludía a entidades como "el alma" o "la nada" que no se sabía qué cosa eran y, fundamentalmente, no había manera de poder tener una experiencia de ellas.
Para Carnap y los miembros del Círculo la filosofía especulativa, en el mejor de los casos, sólo podía tener valor poético. Dicho sea de paso, algo similar (en el sentido de valor literario) se ha dicho de los escritos de Freud, cuya teoría psicoanalítica era para Popper un conspicuo ejemplo de pseudociencia.
Pero el criterio de demarcación de Popper no se hacía eco de las tesis de los empiristas vieneses; para él, el la filosofía representaba un tipo de conocimiento -diferente del científico, por supuesto-, y poseía un valor incluso para la ciencia misma: para el autor de La lógica de la investigación científica los problemas filosóficos y metafísicos muchas veces sirven como inspiradores o puntos de partida para la formulación de hipótesis, que finalmente han de conducir al descubrimiento y al conocimiento científico.
Yendo ahora al tema específico, destacando estas diferencias entre ambos criterios, diremos lo siguiente.
El criterio de demarcación del empirismo lógico, conocido como "Criterio verificacionista del significado" o "Criterio de significación cognoscitiva" procuraba distinguir entre enunciados científicos y enunciado no científicos, o pseudocientíficos.
Para los positivistas lógicos, un enunciado era realmente científico si proporcionaba conocimiento, si describía algo realmente existente y no algo ideado por imaginativos filósofos con pretensiones de perspicacia respecto del mundo.
¿Cómo podía saberse si un enunciado realmente proporcionaba conocimiento acerca de alguna cuestión?
Un enunciado porporciona conocimiento -en la visión del Círculo de Viena y sus seguidores continentales- si posee significado. Aquí puede apreciarse la influencia del primer Wittgenstein, el del Tractatus Logico-Philosophicus en la propuesta del empirismo del siglo XX.
Los enunciados no significativos, simplemente no hablan de nada, son palabras sin contenido.
Los enunciados con significado son los de las ciencias formales, como la matemática, que poseen -según muchos sostienen- carácter analítico, y aquellos de las ciencias empíricas o fácticas que son verificables o refutables, directa o indirectamente, mediante la observación.
O sea, para el empirismo lógico un enunciado sobre el mundo, perteneciente a las ciencias naturales o sociales, representa conocimiento de la realidad y tiene significado si es posible establecer su verdad o falsedad a través de la experiencia.
Recordemos que los pensadores del Círculo de Viena adscriben al empirismo que es la doctrina gnoseológica (perteneciente a la teoría del conocimiento en general, no específicamente del conocimiento científico) según la cual la fuente y el criterio último para conocer es la observación.
De manera que un enunciado como "esta mesa es dura" es significativo porque su carácter de verdadero o de falso puede establecerse mediante la observación directa (en el sentido del empleo directo de las capacidades sensoriales), en tanto que un enunciado como "la nada nadea" y similares no es significativo, no tiene significado porque no brinda conocimiento debido a que no es posible observar la nada ni ninguna de sus presuntas actividades como "nadear".
También, un enunciado como "al aumentar la presión sobre un gas a volumen constante las partículas de ese gas chocarán con mayor frecuencia entre sí", también es significativo, porque si bien no se pueden observar directamente las partículas del gas, el enunciado tiene consecuencias observacionales (enunciados que se deducen de él que describen un evento directamente observable) que sí pueden verificarse o refutarse mediante observación: "subirá la temperatura del gas", por ejemplo, ya que el concepto de observación directa incluye el uso de instrumentos sencillos de empleo habitual.
Nótese que el criterio empirista lógico de significado es en realidad "observacionista" y no "verificacionista", pues la verificación es sólo uno de los resultados posibles (el otro es la refutación o falsación), de manera que un enunciado como "mañana lloverá aquí" es significativo según el empirismo lógico (describe un hecho observable), pero si mañana no llueve se probará que es falso, por lo que sí representa conocimiento: el conocimiento de como el mundo no es, diríamos en una especie de guiño popperiano.
Aunque lo importante, en esta visión, es que "la nada" no son más que unas palabras. El criterio de demarcación del empirismo lógico sufrió muchos cambios, en parte debido a sus propias limitaciones. En su versión inicial establecía que un enunciado de las ciencias empíricas tenía sentido o significado (aquí no es necesario diferenciar estos términos) si podía verificarse o refutarse directamente, pero ante el problema de qué ocurría con los enunciados teóricos (aquellos que contienen términos que se refieren a cosas que existen pero no son directamente observables, como "moléculas" en nuestro ejemplo), autores como Carnap y Hempel, entre otros, buscaron diferentes alternativas a lo largo de varios años para demarcar el ámbito de los enunciados científicos de los metafísicos.

Que son los "terminos teoricos" en Filosofia de la Ciencia

rudolf carnap
rudolf carnap terminos teoricosEn esta oportunidad hablaremos sobre la noción de "término teórico" dentro de la filosofía de la ciencia, sea en su versión clásica -del siglo XX- como en las corrientes actuales.
Con una excepción, la correspondiente a la denominada "concepción no enunciativa de las teorías científicas" o "concepción semántica de las teorías científicas" propugnada entre otros por J. Sneed, en filosofía de la ciencia se entiende como "términos teóricos" aquellos términos descriptivos que no son observacionales.
Expliquemos esto un poco, enmarcándolo en algunos rasgos históricos.
Rudolf Carnap (fotos), conspicuo representante del empirismo lógico (o del Círculo de Viena, si se quiere), intentó de un modo particular abordar el problema (característico de la filosofía de la ciencia empirista, pero también propio de toda corriente filosófica sobre la ciencia) de la reducción, o sea el de cómo poder reducir todos los términos de la ciencia (y por tanto los términos teóricos, a los que también llamó "constructos teóricos" e "hipotéticos", aunque este término no debe confundirse con la noción de hipótesis) a los denominados términos observacionales.
Estos últimos eran los menos pasibles de duda, pues describían algo de lo que se podía (en su visión) tener evidencia directa mediante el uso directo de los sentidos. "Verde", "duro", "brillante", "mesa", "perro" son ejemplos de términos observacionales.
La certidumbre derivaba de que si alguien decía "Esta mesa es verde", como "mesa" y "verde" son términos observacionales, mediante la simple observación podremos testear la afirmación, ver si es verdadera o falsa, y por tanto establecer si constituye conocimiento o no.
El problema surge cuando se emplean términos teóricos, aquellos que no describen algo que pueda ser observado directamente.
Ejemplos de "términos teóricos" son "átomo", "gravedad", "superyó", "inflación", "función de onda", "virus", etcétera.
¿Cómo establecer la verdad de una oración que describe algo que no puede ser observado directamente?
Rudolf Carnap propuso reducir los términos teóricos a los observacionales. La reducción, dicho sucintamente y haciendo omisión de problemas y variantes en torno al punto, consiste en que creía poder hacerlo si la oración teórica tiene consecuencias observacionales, que sí pueden contrastarse observacionalmente.
Por ejemplo, podemos no observar la gravedad, pero establecer la verdad o falsedad (y por lo tanto si representa conocimiento) de una oración que contiene el término teórico "gravedad" a partir de ciertas otras oraciones que se deducen de ella y pueden ser contrastadas por observación directa.
Por ejemplo: "si, en circunstancias normales, se suelta un objeto de ciertas características, caerá al suelo".
Otro problema es que la distinción entre qué es un término teórico y qué es un término observacional es convencional, no puede establecerse de modo tajante, pues el límite entre ambos tipos de vocables es difuso, cambia históricamente y varía según el contexto.
Por ejemplo, algunos planetas son observables y otros no; un biólogo puede observar directamente una colonia de pequeños insectos, mientras que nosotros observamos manchas, etc.
En Philosophical Foundations of Phisycs, traducido al español como Fundamentación lógica de la física, Carnap deja en claro que según su visión, el carácter convencional de la distinción teórico-observacional no representa problema alguno respecto de la cuestión filosófica de la reducción teórica a lo observacional.
Se puede definir "término teórico" dentro de la filosofía de la ciencia (con la excepción mencionada) como cualquiera de los términos descriptivos de las teorías científicas que refiere o representa algo que no puede observarse directamente.
Es importante hacer respecto de este tema una distición entre niveles de análisis, pues la cuestión de la teoricidad se refiere al lenguaje científico, y no al de la filosofía de la ciencia que lo analiza.
Por ejemplo, el término "falsabilidad" es un término que corresponde al contexto de una teoría filosófica de la ciencia, la de Popper, pero no forma parte de una teoría científica. En cambio, "gen" o "electromagnetismo" son términos teóricos.

Fenomenismo, fisicalismo, objetividad y el "Aufbau" de Carnap

Uno de los representantes principales del denominado "Círculo de Viena", Rudolf Carnap, varió famosamente su perspectiva acerca de cuáles son los elementos básicos que permiten constituir el conocimiento cientifico desde una perspectiva fenomenista (o fenomenalista) hacia un enfoque fisicalista.
El cambio de postura de Carnap obedece, según las crónicas, a la influencia que sobre él, y mediante largas discusiones, ejerció la postura de Otto Neurath.

¿Qué se discutía?

Como es sabido, alrededor de fines de los años 20 del siglo XX se constituyó un núcleo de pensadores (filósofos y científicos) en la ciudad de Viena en torno del profesor Moritz Shclick, que daría lugar a lo que en 1929 se definió de manera oficial como Círculo de Viena.
No hablaremos de las ideas del grupo de pensadores, sino de las de uno en particular, Rudolf Carnap, y de su propósito inicial.
Carnap publicó un libro que se conoce como "el Aufbau", La construcción lógica del mundo (1928), que es hoy una obra de referencia para comprender en gran medida las ideas del Círculo y la evolución de su propio pensamiento.


En el Aufbau Carnap se proponía realizar una justificación de todo nuestro conocimiento -que para él y sus colegas del círculo era el conocimiento científico- a partir de un análisis de conceptos y del modo en que se relacionan entre sí, que denominó "construcción" o "reconstrucción".
La idea subyacente es que nuestro conocimiento se expresa a través de conceptos, pero si bien podemos definir algunos conceptos a través de otros, existen algunos primitivos que no puede ser reducidos. Dicho de otro modo, el conocimiento todo puede ser justificado reduciéndolo o descomponiéndolo en sus elementos básicos que son conceptos que se refieren a la experiencia inmediata, a lo dado.
Aquí hay dos elementos importantes presentes: por un lado la idea de buscar una fundamentación del conocimiento a partir de los datos, lo dado inmediatamente a la conciencia percipiente, por decirlo así; y por otro la idea de que Carnap alude a conceptos y no a términos o palabras con significado.
Con respecto al primer punto, puede ser una manifestación del componente positivista de Carnap en el sentido de su confianza en la inmediatez de la experiencia como criterio para conocer lo real, el mundo empírico. Como la expresión "positivismo" es polisémica y se presta a errores conceptuales, no diremos en esta ocasión más que lo aclarado.
En cuanto a lo otro, lo que una semántica filosófica o una filosofía del lenguaje más actual llamaría términos Carnap lo denomina conceptos, y es por algo relacionado con lo anterior.
Para el joven Rudolf Carnap autor de La construcción lógica del mundo, probablemente bajo la influencia de Mach y Avenarius (también positivistas en el sentido mencionado) el conocimiento no era considerado como algo objetivo, al estilo del "mundo 3" de Popper, sino era el conocimiento que se presentaba como fiable por su inmediatez en la conciencia.
Podría decirse que el criterio de justificación estaba en el modo de obtener un dato, por lo que, una vez existente en la conciencia, no habría posibilidad de revisión ulterior.
El fenomenismo carnapiano consistía en considerar los conceptos elementales -aquellos que permitirían luego construir los demás- como contenidos de conciencia, como vivencias siempre en la mente de una persona, y no como una expresión lingüística objetiva o intersubjetiva.
La palabra fenomenismo o fenomenalismo proviene de "fenómeno" que es "lo que aparece", lo que se manifiesta, pero siempre dentro de la conciencia individual como contenido mental.
El fenomenismo que Carnap asume es, sin embargo, de carácter gestaltico, pues, a diferencia de sus antecesores en el tema (Russell por ejemplo), consideraba que las percepciones inmediatas de conciencia -percepciones, pensamientos, sentimientos- se constituyen en la mente siempre como totalidades organizadas que denominaba vivencias.
El cambio de postura se produjo porque el enfoque fenomenista no resultaba satisfactorio para explicar la objetividad del conocimiento, esto es, cómo un concepto científico, por ejemplo, es una descripción de algo que existe en el mundo independientemente de las mentes individuales.
Neurath entendía que la experiencia sensible, base del edificio de construcción del conocimiento para los empiristas lógicos, no debía entenderse como "lo dado" inmediatamente en la conciencia, sino como aquello que puede exteriorizarse para su control intersubjetivo.
Esto es, lo que ha de servir para fundar el conocimiento todo no puede ser subjetivo sino confirmable y público, y ello es lo que puede expresarse en el lenguaje.
En tanto un medio de objetivación del conocimiento -básico o construido a partir de los elementos básicos- el lenguaje permite una salida al problema que se le presentaba al Carnap del Aufbau al querer fundar el conocimiento objetivo mediante su reconstrucción racional partiendo de elementos básicos que no son públicos.
De este modo, entonces, Carnap abandona el fenomenismo en beneficio del fisicalismo, postura según la cual la experiencia inmediata objetivada y exteriorizada en el lenguaje es el elemento atómico o más simple de constitución del conocimiento que describe el comportamiento físico de los objetos del mundo.
En consecuencia, la objetividad del conocimiento del mundo físico externo a las mentes queda garantizada por el carácter intersubjetivo del lenguaje en tanto medio que permite la confirmación -uno de los conceptos centrales de la filosofía de la ciencia- más allá de lo que pueda ocurrir en una u otra mente.